Reflexiones acerca de la embocadura
- John Higuera
- 17 abr 2018
- 2 Min. de lectura
Hablando acerca de la embocadura, (la que a mi parecer es uno de los mayores obstáculos al iniciar en la trompeta), nos encontramos con tanta y tan variada diversidad de criterios e información al respecto que podría ser motivo de discusión por un largo tiempo. Por tal razón no me referiré a un tipo determinado de embocadura, trataré de acercarme a los aspectos biológicos-técnicos a tener en cuenta para llevar a una correcta formación de la misma, creo que esto ofrecerá mejores resultados.
La trompeta a diferencia de otros instrumentos no produce su sonido al frotar una cuerda, pulsar una tecla o golpear un parche, ésta suena al producirse una vibración en los labios producto de un soplo constante a través de una boquilla, lo cual nos lleva a uno de los principios básicos de lo que significa tocar la trompeta: el sonido lo genera uno mismo. Presionar un pistón no dará garantía de conseguir un sonido, la parte orgánica y mecánica debe ser una misma y funcionar en perfecta armonía.
Definiré la embocadura como la postura adecuada de los labios en la boquilla para lograr una correcta vibración y como producto final un buen sonido y registro. Sobre la posición de la boquilla Jose María Orti (solista de la orquesta Nacional de España) expresa en revisión editada del J. B. Arban...”La boquilla ha de colocarse en sus dos tercios sobre el labio inferior y un tercio sobre el labio superior. Los antiguos ejecutantes por su procedencia de la escuela de tromba, tendían a colocar la boquilla a la inversa de lo dicho. Pero debe evitarse esto, pues la trompeta tiene su propia estructura su propia forma de sostenerse durante la ejecución, ambas totalmente distintas una de la otra.” No sólo se trata de la posición “correcta” de la boquilla, hay peculiaridades personales de conformación de la boca y de los dientes, que a veces generan en los intérpretes embocaduras muy personales.
Así mismo hablar de una embocadura “correcta” es un tanto pretensioso, como ya dije antes dentro de las peculiaridades de cada persona pueden darse distintas embocaduras, la posición de la boquilla puede cambiar o la manera en que se colocan los labios, para mí, siempre el medidor de lo que se está haciendo bien será el sonido. Un sonido claro, afinado, centrado y proyectado será el resultado de una buena embocadura. Adicionalmente encuentro importante el tema de la relajación, como dije antes, el sonido en la trompeta lo produce uno mismo. Por tanto debemos hacernos conscientes de que el instrumento va más allá de la trompeta, el instrumento somos nosotros mismos, nuestro cuerpo.

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